Has tenido que haber escuchado que la primera impresión es la que cuenta. Esto es correcto ya que la primera impresión es la que recuerda nuestro cerebro, la cual permite a nuestro organismo se abra o evite a alguien que ni conoce a través de la intuición o denominado sexto sentido.
Esto es simple, si entras en una habitación y vez a una persona con el ceño fruncido y la expresión en la cara de rabia, molestia o amargura, tu cerebro reptil te advertirá con señal de alerta porque podrías estar en peligro. Sin embargo, al entrar a la habitación ves una persona con cara amigable y sonriente, lo primero que piensas no hay peligro solo posible amistad. Nuestra mente es capaz de juzgar el nivel de confianza que le genera una persona, pues antes de que esa información pase a nivel consciente, ya ha pasado a la amígdala como la gran protectora que nos mantiene en alerta. Existen alguno elementos faciales como la posición de las cejas y los labios, que juegan un papel determinante para generar confianza o no.
En los siete primeros minutos de conocer a una persona nuestra mente comienza a identificar y clasificar a través de sus paramentos de estereotipos, status social, perfil económico y genético según su experiencia, parecidos y recuerdos.
Y es que cuando interactuamos con una persona, entre los dos y cinco primeros minutos son vitales para mantener la atención y llegados los cinco primeros minutos en una estimación suficiente para que nuestro cerebro realice un juicio de valor con el que reforzar las impresiones. Es importante que entiendas que nuestra apariencia personal en el mundo de los negocios tiene un peso importante de más de un 90% en los primeros encuentros en los que nos examinan buscando nuestras debilidades y fortalezas.
Debes cuidar con detalles tu imagen personal ya que la gestión adecuada de tu propia imagen personal es crucial para el éxito de las relaciones y para facilitar la consecución de los objetivos en el ámbito personal como en el profesional. Debido a que la imagen de cada persona se asocia con juicios y valores predefinidos, de modo que nuestro propio inconsciente crea un filtro que nos han receptivos cuando nos atrae esa identidad.
Personas con rasgos juveniles y aniñados a priori parecen mas jóvenes e inspiran ternura y fragilidad, sin embargo los de rostro con canas pueden inspirar más sabiduría y conocimiento. Por lo general, cuando un hombre ve a una a una mujer se fija en el cuerpo, la cara y la vestimenta mientras que la mujer se fija en la vestimenta, los ojos, la cara, la sonrisa y el cuerpo. En conclusión, debes lograr que la información que transmitas sea atractiva, dinámica, coherente, sencilla y alineada con la imagen y marca personal que proyectas, además que sea adaptada en todo momento a tu interlocutor para obtener los mejores resultados y alcanzar tu objetivo.
Fuente: Extracto del libro ¿Compras con el corazón o el cerebro? de los autores Francisco Misiego y Alexia de la Morena
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